Trabajadores, en primera fila (Leer más...)

Por Silvia Lilian Ferro *

La devaluación del peso de enero de 2002 significó de inmediato una pérdida de poder adquisitivo para el sector asalariado. Ese ajuste excedió largamente el 40 por ciento por esa medida de política económica. En términos macroeconómicos, los efectos directos de esa estrategia implicaron una disminución de 8 puntos porcentuales de la participación de los sectores asalariados en el PBI, en un contexto de regresividad que arrastraba de décadas anteriores.

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