El 25 de noviembre cortamos las vías del tren sojero, en las vías que eran y deberían volver a ser de las y los argentinos/as.
Las organizaciones de mujeres de Santa Fe nos movilizamos para que no exista…
Ni una mujer más…
Asesinada por su pareja
Excluida por ser pobre
Discriminada por ser lesbiana
Invisibilizada por ser ama de casa
Secuestrada por una red de prostitución y trata
Expulsada de las tierras por los agronegocios
Maltratada por los funcionarios y en los servicios públicos
Muerta por aborto clandestino
Culpabilizada por querer ser ella misma
Una treintena de mujeres nos convocamos en Gral Paz y Hernandarias y exigimos:
¡¡BASTA DE VIOLENCIA CONTRA
LAS MUJERES!!
La ruta de la soja es la ruta de la trata de mujeres
Las mujeres latinoamericanas que sostenemos las luchas por la soberanía y nos oponemos tanto al monocultivo como a la monocultura, denunciamos que la integración regional de las multinacionales explota nuestros bienes naturales y nuestros cuerpos.
En los territorios devastados por el modelo sojero se hace más evidente el fenómeno de la apropiación de la vida y los cuerpos de las mujeres.
Las desaparecidas de la democracia son víctimas de la explotación patriarcal y capitalista. Son desaparecidas para ser prostituidas, vendidas, sometidas y asesinadas impunemente.
El modelo sojero no sólo produce la contaminación de nuestro suelo y expulsa a las poblaciones rurales hacia las periferias pobres de las ciudades, también agrava la situación de vulnerabilidad de mujeres y niñas. Basta con mirar los márgenes de los hegemónicos y famosos “caminos de la producción” para encontrar las postales de miseria y olvido apenas iluminadas con las luces de las whiskerias donde los cuerpos de las mujeres son sometidos, violados y explotados comercialmente no sólo por los varones, sino por todo un sistema ideológico y de negocios naturalizado y validado por la sociedad.
Consideramos que es urgente desnaturalizar la estructura de subordinación y explotación sexual que subyace en la prostitución y la trata de mujeres y niñas para que el sistema deje de perseguir y condenar a las mujeres en está situación y sean identificadas/os, investigadas/os, condenadas/os quiénes lucran con ellas.
- Rutas de la soja del Belgrano Cargas, en neg ro. Rutas de la trata, en rojo:
- Argentina recepta mujeres del Paraguay, Bolivia y Brasil.
- Del Paraguay y Brasil llegan al norte de Argentina o Bs.As.
- De Santa Fe llevan mujeres a Rosario, al sur del país, Bs.As. y Córdoba.
- A Santa Fe llegan mujeres del norte, Entre Ríos, Córdoba.
- A Córdoba llegan mujeres de
- De
- Del norte a Misiones y a Santa Fe
Informes, denuncias y datos
Las organizaciones de mujeres y los organismos internacionales
En Argentina, no hay datos certeros, pero sobre la base de las sucesivas denuncias que se acumulan semana a semana provenientes de distintos puntos del país, las organizaciones sociales de mujeres estimamos que hay alrededor de cuatrocientas mujeres, adolescentes, niñas y niños desaparecidos con fines de explotación sexual en nuestro país.
El año pasado desaparecieron más de 800 mujeres, la gran mayoría de ellas no fue buscada ni por
Según el "Estudio exploratorio sobre trata de personas con fines de explotación sexual en Argentina, Chile y Uruguay" que realizó
De acuerdo a este informe, en Argentina además de la trata internacional de mujeres, "hay un predominio de trata interna". Y menciona que “Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos han sido identificadas por informantes calificados como las provincias de donde provienen los proxenetas más importantes que operan en las redes de trata” (Pág. 58)
Además el relevamiento de territorio de OIM pone en evidencia que “los cabarets y whiskerías se ubican en zonas urbanas, en el centro de pueblos y grandes ciudades, en zonas semi urbanas o rurales a un costado de las rutas nacionales o provincia
les.
En síntesis, están en todas partes, pero son más visibles los que se concentran en las zonas portuarias o en las zonas de las rutas por las cuales circula un elevado número de camiones” (Pág. 64) También se destaca que otros comercios operan como prostíbulos camuflados como parrillas, comedores y demás rubros destinados a viajeros comerciales y/o camioneros.
La falta de controles en los pasos fronterizos, en los comercios y prostíbulos de las rutas, la ausencia de políticas públicas, la situación de pobreza, la complicidad de vecinas/os y la connivencia policial y política hacen, en ese contexto, que el territorio sea propicio para delitos como la trata y la explotación sexual comercial de mujeres y niñas.
En este marco, estamos convencidas que las luchas por la soberanía alimentaria y la soberanía sobre nuestro cuerpo implican recuperar la capacidad de producir lo que comemos y alcanzar la autonomía y el pleno ejercicio del derecho a decidir sobre nuestro cuerpo; en consecuencia necesitamos: comunidades seguras para las mujeres y
Los medios de comunicación
Las publicaciones de los medios de comunicación masivos y comerciales, respaldan el recorrido de la ruta de la trata y aportan a la identificación de la zona de procedencia de denuncias de casos, sirviendo así a la base de datos. Sin embargo, en sus titulares y en la construcción de las noticias se continúa estigmatizando y culpabilizando a las víctimas, desconfiando de los datos de las organizaciones sociales y hasta el momento, ningún medio nacional ni local ha tomado posición editorial respecto de este flagelo.
A simple vista, puede comprobarse que la problemática es abordada por oposición; es decir las noticias sobre estas y otras temáticas vinculadas se publican y/o difunden pero quedan invisibilizadas o en segundo lugar respecto de los avisos en los que se ofrecen mujeres, prostíbulos u otros similares y de la misma manera se opera con la publicidad de las grandes empresas.
El informe de
La prostitución y la trata de mujeres no se ubican en la llamada “esfera privada” ni es el conjunto de actos individuales de un grupo determinado de personas, sino que es una institución social patriarcal, basada en la desigualdad sexual, económica, cultural y política entre varones y mujeres.
Por esto es que trabajamos y luchamos por la construcción de una nueva economía solidaria, respetuosa de la naturaleza y humanizada, que nos incluya a todas y todos garantizando la justa distribución de lo producido para una vida digna, alegre, autónoma y soberana.
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Las verdecitas*